Historia

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EL PINO DE TEROR
Por Vicente Suárez Grimón

“Hace aproximadamente 500 años en árbol, el pino, dio su nombre a una imagen, la Virgen del Pino. Desde entonces la sombra del primero comienza a retroceder como consecuencia del avance que experimentan las tierras de cultivo a costa del bosque. Por el contrario, la sombra de la segunda se extiende desde el ámbito local hasta el insular tanto por razones de tipo religioso como socio- económicas.

Durante todo el Antiguo Régimen, especialmente en los siglos XVII y XVIII, el Pino de Teror está presente en cuantas catástrofes naturales azotan la isla de G. Canaria. Epidemias, guerras, sequías, crisis de subsistencia, etc., suscitan el poder intercesor de la Virgen del Pino, buscando el remedio a tales arbitrariedades en las bajadas a la Ciudad de Las Palmas. Eran los tiempos de mayor esplendor del culto divino en la iglesia de Teror debido al aumento progresivo de los fondos de la Fábrica Parroquial. Es la época de las donaciones de dinero, joyas, animales, exvotos, casas y tierras que terminan con la data real concedida por Carlos III (19 de noviembre de 1767) de 1500 reales de vellón para ayuda de la construcción de la iglesia y de 126 fanegas de tierra en la Montaña de Doramas (Barranco de la Virgen). Coincidiendo con este período de esplendor, el Obispo Morán aconseja poner el nombre de María del Pino a las niñas que se bauticen con el fin de extender la devoción del Pino, de ello hay constancia en los libros de bautismos de la Parroquia de Teror.

El siglo XIX supone un retroceso tanto del culto como de la situación económica de la Fábrica debido a las leyes de desamortización, y ello tiene su reflejo en las propias bajadas de la Virgen a la Ciudad. Desde 1815 hasta 1936 sólo se produce un intento de llevar la Imagen a la Ciudad en 1858 como consecuencia de la toma de posesión del Subgobernador de la Provincia, quien encargó al alcalde Francisco Bethencourt López los preparativos de la bajada. Aunque en sesión de 25 de febrero de dicho año el Ayuntamiento aceptó la idea y procedió al nombramiento de cuarteleros para la recolecta de limosnas, todo quedó en un intento. En el XIX todo lo que había sido el Pino a nivel insular queda circunscrito a Terror. Su protagonismo queda reducido a la fiesta votiva o del agua, o bien se convierte en el argumento primordial que Teror utiliza para la satisfacción de cualquier necesidad material (ejemplo la construcción de la carretera a Tamaraceite en 1877).

Con el siglo XX la sombra del Pino de Teror vuelve a adquirir una dimensión externa, las bajadas a la Ciudad se repiten, surge la romería el día de su fiesta, y su nombre no sólo denomina a las personas sino que se extiende a clínicas, centros escolares, barcos, cafeterías, etc. Esta expansión ha hecho equivalente el nombre de Teror al de la Virgen del Pino.

En estos momentos de avance a retroceso de la sombra del Pino de Teror su presencia se ha dejado sentir en situaciones conflictivas tales como la invasión holandesa de la isla en 1599, la sublevación de 1768, el motín de 1808, o el problema de la Fuente Agria en 1914. En la invasión de 1599 el papel de la Compañía de Milicias de Teror en la defensa de la isla fue bastante destacado, en especial el de su Capitán Baltasar González Arencibia. Sobre éste los documentos escritos nos dicen “que habiendo entrado el enemigo en esta Isla y hallándose con la gente de su compañía en la marina, riñendo con el enemigo, le quitó la caxa y vandera al contrario y en refacción y premio de esto, mando el señor Capitán General, que en aquella sason era destas islas, que en la vandera de dicha compañía pusiesen la estampa de Ntra. Señora del Pino, matrona en dicho lugar de Teror, y hasta oi (1715) perseuera dicha Imagen a la vandera de dicha compañía…”. La relación del Pino con la sublevación de 1768 se debe a la data de tierras de 1767, lo que motivó la roturación de unas tierras que servían de pasto a los ganados de la zona. Los criadores de ganado del lugar se opusieron y reciben como “premio” el destierro a los presidios de África. El motín de 1808 se suscita como consecuencia de la construcción o no de un nuevo templo en las Capellanías del Hoyo. El pueblo no aceptó el derribo y en esta oposición parece que no faltaron, a juicio del párroco don Agustín Cabral, “algunos particulares, que por no perder la comodidad de tener la iglesia junto a sus casas, invocando una muy cordial devoción a la Sta. Imagen excitaron a los vecinos a que elevasen recurso a la Audiencia para que no se mudase, sino que se compusiese la Iglesia arruinada”.

El 13 de febrero de 1914, coincidiendo con el litigio de la Fuente Agria, un grupo de vecinos solicita del Ayuntamiento la elaboración de un escudo particular en el que apareciese “el Pino y la Virgen del Pino”. Asimismo, solicitan que se encargarse un cuadro en el que debía aparecer “en el centro un majestuoso pino con el nombre de María, rodeado de luz, al medio de las ramas. A la derecha del mismo pino un diseño del frontis de la iglesia parroquial, y a la izquierda un diseño, también, de la Fuente Agria, ambas cosas bajo la sombra de los gajos del pino, consignándose en la parte baja “La Villa de Terror agradecida” y en la parte alta “Nuestro honor y nuestra Gloria”.

Hoy, como una ironía de la historia, no es el árbol el que da su nombre a la imagen, sino que ésta recuerda su nombre y la leyenda de que un día existió el pino en Terror”.